ENCERRADOS EN NUESTRAS CALLES
Los primeros vecinos de la calle Pepe Méndez de Espartinas se instalaron en sus viviendas a finales de 2015. En los siguientes meses fueron llegando a este residencial, compuesto por 14 chalets pareados en una perpendicular a la Avda. María Regla Jiménez, más familias hasta habitarse un total de 10 casas. La constructora de estas viviendas, una empresa zaragozana dedicada a la compraventa de bienes inmobiliarios por cuenta propia llamada Cerro Murillo, había instalado en la entrada principal de la calle una valla metálica con el fin de impedir posibles destrozos y actos vandálicos en aquellas viviendas que todavía no se habían vendido y/o habitado. La valla en un principio estaba cerrada todo el día siendo un responsable de una empresa de vigilancia contratada, Securitas, quien abría y cerraba el candado cada vez que un vecino solicitaba entrar o salir. Tras la presión ejercida por estas primeras familias de la calle Pepe Méndez se consigue que la constructora ceda y cambie el horario de cierre de la valla que se fija de 23 horas a 6’30 horas todos los días de la semana. Sin embargo los vecinos continúan sintiéndose encerrados en sus propia calle. Para entrar y salir durante la franja horaria descrita deben localizar al guarda de las casas, que se queda en una de las que están todavía vacías a unos 300 metros de la valla, y en un teléfono móvil que algunas veces no está operativo. Además estos vecinos también han expuesto la preocupación que tienen desde hace meses en el caso de darse una situación de emergencia y el responsable de seguridad tarde en localizarse. «¿Qué ocurre si alguno de nosotros se pone enfermo y tiene que acudir a nuestras casas una ambulancia? ¿Y si tiene que entrar un camión de bomberos o un vehículo de la Policía? Esta situación es completamente absurda, no tiene ni pies ni cabeza. Durante muchas horas a la semana estamos encerrados en nuestra propia calle».
Hace menos de una semana los vecinos pusieron en conocimiento de la opinión pública espartinera su situación y elevaron a las redes sociales este caso pidiendo literalmente «ayuda». Nuestra asociación se acercó una tarde a la urbanización para poder conocer la situación de estos vecinos y poder echarles una mano presionando a las distintas administraciones y organizaciones implicadas en la búsqueda de soluciones lo antes posible. El viernes 1 de julio y tras varios toques de atención por nuestra parte en las redes sociales al consistorio espartinero para que comenzara a moverse por estos vecinos, ACEspartinas presentó a través del registro municipal una instancia formal pidiendo explicaciones y soluciones.
Hay que mencionar también que la valla y el encierro no son los únicos problemas que tienen. La calle no tiene luz ni servicios mínimos de limpieza, recogida de basuras, etc. Algunas parcelas presentan un estado lamentable con abundante maleza seca que en esta época del año es potencialmente peligroso dadas las altas temperaturas que se alcanzan durante el día. Ni constructora ni consistorio limpian las parcelas. No son los únicos problemas que las viviendas presentan y que los vecinos han detectado una vez que han comenzado a vivir en ellas. Los afectados por estos daños que quieren hacer pasar por «estéticos» y no estructurales, han comenzado paralelamente una protesta pacífica desde sus balcones con pancartas avisando de los desperfectos que las viviendas presentan y no descartan emprender acciones legales contra la entidad ante la pasividad que están demostrando. En sus reivindicaciones han señalado una lista de los mismos: pintura en mal estado y manchas en habitaciones y pasillos, lavabos y cisternas sin mecanismos para su correcto funcionamiento, que pierden agua o imposibilidad de abrir y cerrar la llave general de paso de la casa, arquetas rotas en los aseos de la primera planta y la preinstalación del aire no concluida (sin guías en los tubos para el cableado eléctrico, no se localizan los desagües de las consolas de aire acondicionado y tampoco obtienen los planos del mismo para poder encontrarlos por ellos mismos).
Todas las casas habitadas disponen de «cédula de habitabilidad», un documento que acredita que la casa cumple todos los requisitos para poderse habitar. Los vecinos también tienen todos los suministros dados de alta y a sus respectivos nombres. A pesar de todo ello y de pagar impuestos, estos vecinos no los disfrutan como los demás espartineros.
Estos ciudadanos insisten en la necesidad de acabar con el encierro, una valla que ya no tiene sentido puesto que la mayor parte de las viviendas están habitadas y la calle tiene vida. Entienden que la empresa Cerro Murillo vele por la seguridad de sus otras 4 casas vacías pero la labor de la empresa de seguridad puede seguir ejerciéndose sin necesidad de encerrar a 10 familias en su propia calle todas las noches. Los vecinos también han comentado que antes de elevar esta situación a la opinión pública intentaron llegar a un acuerdo con Cerro Murillo. Por eso pidieron a la misma que dieran una llave del candado de la puerta a cada familia y así evitarían molestias innecesarias. La empresa siempre se ha negado ante esta posibilidad.
Por otro lado, los vecinos ya solicitaron en su día al Ayuntamiento de Espartinas la recepción de la citada calle. Se les ha comentado desde el consistorio que no era posible porque la empresa constructora no había solicitado tal cosa. Pero por otro lado la misma empresa dice que sí lo ha hecho, que lo ha pedido al Ayuntamiento de Espartinas y que desde esta administración no reciben respuesta alguna. Los vecinos están totalmente desesperados intentando encontrar una solución o al menos alguien que les diga qué está pasando realmente.
El 30 de junio de 2016 los habitantes de la calle Pepe Méndez se vieron obligados a llamar a la Guardia Civil para denunciar esta situación. Los agentes de la Benemérita aseguraron a los vecinos que en ningún caso pueden encerrarlos en el viario público y que debían denunciarlo colectivamente cuanto antes.
El sábado 2 de julio de 2016 los habitantes de la calle Pepe Méndez reciben por fin la visita de un técnico del Ayuntamiento de Espartinas que pasó por la urbanización para ver la zona y hablar con ellos. El señor Francisco Santana, con el que intentamos desde ACEspartinas hablar el pasado viernes 1 de julio, comentó a los vecinos que la recepción de la calle está en trámites desde el 9 de junio de 2016 y que todo el proceso ha tardado un poco más porque la documentación necesaria se tenía que remitir desde Zaragoza, ciudad en la que está localizada la empresa constructora de las viviendas. Además de todo ello, supieron también que la alcaldesa de Espartinas, Olga Hervás (C’s), había firmado la recepción de la calle Pepe Méndez el pasado jueves, 30 de junio de 2016. El técnico del Ayuntamiento de Espartinas también aseguró a los vecinos que a partir del lunes 4 de julio, el consistorio procedería a dar los servicios básicos en la calle. En cuanto al alumbrado, todo dependía de la gestión de la petición por parte de ENDESA pero el «enganche» ya había sido solicitado.
El lunes 4 de julio los vecinos de la calle Pepe Méndez han estrenado contenedores de basura solucionándose una de las quejas que mantenían durante meses. Se han mostrado muy satisfechos con estas primeras gestiones tras muchos meses de espera en los que se han sentido ciudadanos de segunda en su propio pueblo.

La calle Pepe Méndez estrena contenedores de basura una vez recepcionada por el Ayuntamiento de Espartinas.
Por nuestra parte, tras conocer que el Ayuntamiento de Espartinas ya había recepcionado la calle Pepe Méndez en los pasados días, hemos presentado en la mañana del 4 de julio una instancia en la Policía Local de Espartinas comunicando la existencia del vallado en la misma para que los agentes municipales actúen según marca la ley en estos casos.
Desde ACEspartinas nos alegramos una vez más de que el pueblo organizado plante cara al poder y lamentamos también una vez más que el gobierno de la localidad actúe cuando la opinión pública acorrala a los representantes de los ciudadanos en las redes sociales, evidenciando la dejadez a la que nos tienen sometidos desde hace más de un año con un «cambio» que lejos de consolidarse perpetúa las viejas formas de una democracia poco real.
Continuamos.